¡Bendita sea la cruz!

Hoy celebramos la Exaltación de la Santa Cruz. El valor que tiene la cruz es impresionante. No somos conscientes del gran bien que hace en el alma humana cuando uno se abraza a la cruz con decisión, confianza, esperanza, fervor y entusiasmo. Especialmente cuando lo que se abrazan son las cruces cotidianas. En este abrazo se produce la entrega más absoluta a la voluntad de Dios. Por eso, uno puede exclamar con fe firme: «Bendita la cruz que ilumina mi día a día». Bendita la cruz que es la antesala del cielo prometido. Bendita la cruz que es la cátedra del Amor. Bendita la cruz que nos une a la Pasión de Cristo. Bendita la cruz que es signo de esperanza. Bendita la cruz que resume el misterio de la salvación. Bendita la cruz que te acerca a Dios. Bendita la cruz que es signo de reconciliación. Bendita la cruz que te abre los ojos a la interioridad. Bendita la cruz que te indica el camino de la vida. Bendita la cruz que invita a la renuncia de uno mismo. Bendita la cruz que te compromete al seguimiento del estilo de vida de Jesús. Bendita la cruz que te coloca ante la Santísima Trinidad «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Bendita la cruz que te une a los que sufren, a los que lloran y son perseguidos. Bendita la cruz que es signo de victoria y de gloria. Bendita la cruz que te permite gloriarte en Cristo. Bendita la cruz que es un compromiso de mi vida cristiana. ¡Bendita la cruz, bendita la cruz! ¡Bendita seas cruz de amor, cruz de mi día a día!

orar con el corazon abierto

¡Padre bueno, acógeme con la Cruz de Cristo, acoge también a la humanidad entera y a tu Iglesia santa! ¡Acoge, Padre, a todos los que aceptan la cruz cotidiana, a los que la aman, a los que no la comprenden, a los que la rechazan, a los que no la aceptan, a los que tratan de derribarla, a los que la desprecian, a los que cargan con ella cada día! ¡Acoge, Padre, a cada persona en la Cruz de Tu Hijo! ¡Haz, Padre, que la Cruz de Jesús sea siempre un signo de amor y de acogida en un mundo que cada vez se aleja de Ti! ¡Gracias, Jesús, porque tu sacrificio por amor en la Cruz permitió comprar mi salvación; porque cada gota de sangre derramada en la cruz implicó comprar mi libertad para liberarme de la esclavitud del pecado, porque siento tu gran amor que es amor de muerte y muerte de Cruz! ¡Espíritu Santo, ayúdame a sobrellevar las cruces cotidianas con alegría! ¡Que el llevar mi cruz implique morir a mi yo! ¡Que mi cruz sea mi símbolo como cristiano, que lo sepa llevar con entereza y como ejemplo de que soy seguidor de Jesús! ¡Que la cruz sea mi principio y fin, que no me aflige si por la cruz me persiguen y me desprecien! ¡Que mi cruz sea el fuego del Espíritu que llene mi corazón y lo encienda con el amor a Cristo! ¡Que mis cruces cotidianas me hagan crecer en interioridad, en amor, en transformación espiritual! ¡Que el llevar mi cruz sea la manera de anunciar el Evangelio a los demás, sea la manera de poner mi vida al servicio de Dios, de mis prójimos y de la Iglesia; que se convierta en mi misión para la predicación de la Verdad! ¡Bendita seas cruz de amor, cruz de mi día a día!

Bendita la Cruz, que pagó mi redención; Bendita la sangre que lava mi ser y que justo me hace ante Él. Es la primera estrofa de esta canción tan adecuada para acompañar la meditación de hoy:

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