Como San José, ser un sencillo y amoroso adorador del Santísimo Sacramento

El domingo en muchos lugares se celebra el día del Corpus Christi. Hoy quiero meditar esta fiesta del Cuerpo y la Sangre de Jesús de la mano de su padre adoptivo. San José es el primer adorador de Jesús. Simplemente contemplando el pesebre de Belén observa el lugar especial que ocupó San José. El carpintero de Nazaret adoró desde el primer momento a Jesús como nunca lo ha adorado ningún santo. Nadie, junto a la Virgen, pudo amar tanto a Jesús como amó José. No ha existido en la historia un amor temporal tan profundo, si exceptuamos el de la Virgen, que se asemeje a un amor eterno porque san José amando a Cristo amaba profundamente a Dios. 

Y ese cuerpo redentor que representa Jesús, y que está presente en la Custodia y en el Sagrario, ese Corpus Christi viviente, san José lo custodió, lo encaminó, lo formó, lo adoró, lo cuidó, lo educó, lo amó. San José, con su sí decidido y valiente, fue el siervo sacerdote responsable de custodiar aquel tabernáculo que moriría en la cruz. 

No hay que olvidar que en aquella cuna de Belén estaba la Cruz. San José era consciente que el corazón que latía en aquel establo de Belén era el del mismo Dios que sería, con el tiempo, un crucifijo vivo. Por eso san José te enseña a adorar a Dios. Por eso, a los pies de aquel Dios Amor, san José supo lo que era el camino de la cruz. Y cuando te postras ante el Santísimo Sacramento del altar ¡!Qué bonito es también ponerse a los pies de la cruz de la mano de san José! ¡Qué hermoso es encomendarse a él como fuente de gracia! ¡Qué precioso es pedirle que te enseñe a obrar bien, a amar mejor, a servir con mayor predisposición, a perdonar con el corazón! San José a los pies del altar enseña de manera sublime como tiene que se la predisposición del corazón que uno esté en plena disponibilidad a la voluntad del Padre. A los pies del altar le puedes poner todas tus preocupaciones, desvelos, ilusiones, sufrimientos, dolores, angustias, alegría, esperanzas, preocupaciones… él conoció por experiencia propia todos estos sentimientos, supo que es la incertidumbre, el miedo, la incerteza… pero también es escuela de abandono a la voluntad de divina, ejemplo de don total de sí mismo, espejo claro de los designios amorosos del Padre…

San José y la Eucaristía: que hermoso es acompañar al padre adoptivo de Jesús enseñarte a amar al Jesús que se hace cada día presente en el sacrificio del altar. Y como él convertirme en un sencillo y amoroso adorador del Santísimo Sacramento.

¡Glorioso San José, enséñame a amar más la Eucaristía, muéstrame como amar más a Jesús, conviértete en mi guía para vivir siempre como lo hiciste tu en plena disposición a la voluntad de Dios! ¡Enséñame siempre a atender la misión que Dios me tiene encomendada de manera humilde, callada y discreta pero con absoluta fidelidad! ¡Hazme amar la Eucaristía en los buenos y los malos momentos, a adorar a este Cristo presente en el Santísimo Sacramento del Altar como tu lo adoraste desde el primer momento con un amor desbordante en la cuna de Belén! ¡Ayúdame a estar constantemente atento a Dios, predispuesto a percibir las señales de su presencia en mi vida, a estar receptivo a sus planes aunque tantas veces no los comprenda, a escuchar su voz que me transmite el Espíritu Santo y a dejarme guiar por Su voluntad! ¡Adorando al Santísimo Sacramento del Altar, querido san José, ayúdame a ver todos los acontecimientos de mi vida de manera realista, para como tu aprender a tomar decisiones sabias, sencillas, valientes, adaptadas a la verdad! ¡Y especialmente hoy quiero pedirte por todos los sacerdotes que cada día en la Misa levantan con sus manos consagradas la Santa Hostia para que igual que tu cogiste a Jesús con delicadeza sean fieles custodios de Jesús, que cuando lo tomen para guardarlo en el sagrario, para llevarlo en procesión, para levantar la Custodia y bendecirnos, para distribuir la comunión a los fieles, cuando impartan la bendición, cuando impongan las manos, cuando sean fieles a su ministerio sacerdotal y verdaderos testimonios de la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento!

Deja un comentario