Hace tres días que la Iglesia universal celebró la festividad de Cristo Rey. Me permite seguir profundizando en el significado de esta fiesta en mi propia vida. Tres preguntas revolotean por mi cabeza, ¿Me considero un rey de mi propia vida? ¿Cuál es mi reino? Y ¡Si trato de construir mi reino en la tierra y apenas se nota… entonces, ¿qué estoy haciendo?!
¡Cuán equivocado estoy cuando caigo en la tentación de la soberbia, de la búsqueda del aplauso ajeno, del poder y del prestigio social…! ¡Cuán equivocado estoy si trato de parecerme a uno de estos poderosos de este mundo pensando solo en lo temporal! ¡Qué poco valor le doy a mi existencia sino busco el reino entre los que me rodean! ¿Por qué olvido con tanta frecuencia que el Reino de Dios es en nuestro mundo donde debe construirse; es viviendo mi condición de cristiano donde verdaderamente lo construyo? Nuestra vida humana, nuestro mundo no se está desmoronando: tenemos que construir algo definitivo. Los lazos que se tejen en el amor, en la amistad permanecen eternamente. La mirada de ternura, la atención afectiva al prójimo cuando lo necesita, el rencor olvidado, el compromiso solidario, todo esto da frutos de eternidad. ¿Por que me sorprende tanto? ¿Por qué algo tan sencillo y humano se convierte tantas veces en algo tan asombroso y misterioso? ¿Qué hago para revertir todas estas situaciones? ¿Qué hago para revertir las injusticias que me rodean? ¿Qué hago para no abonarme a calumnias y chismes que matan lentamente? ¿Qué hago para que el mundo esté más unido, para que la tierra se vuelva más justa?
Todo me recuerda a aquel joven, a ese cristiano que un día relataba el sueño que tuvo la noche anterior. En su sueño, entraba a una tienda. Detrás del mostrador había un ángel. El joven le pregunta: “¿Qué vendes?” El ángel responde: «Lo que quieras». Entonces el joven comienza a enumerar: “Me gustaría el fin de las guerras en el mundo, también me gustaría la destrucción de los barrios marginales, y también el fin del terrorismo. También me gustaría una bienvenida más cálida para los inmigrantes en mi país, ¡trabajo para todos los desempleados! Me gustaría una Iglesia más cercana a la gente, más en sintonía con la Buena Nueva de Jesús…”. El ángel lo interrumpe: “Disculpa pero has leído mal el letrero de la tienda. ¡Aquí no vendemos fruta, solo vendemos semillas!”.
Sí, Jesús ha sembrado las semillas del Reino Nuevo en mi corazón. ¿Las he hecho fructíferas? Esta es la única forma de vencer el misterio del mal ¡Señor Jesús, reina en mi corazón a través de tu amor… para que pueda ser un instrumento de tu reino en todos los corazones!
¡Quiero, señor, que reines en mi corazón! ¡Pero que reines de verdad! ¡Pero antes, Señor, ayúdame a reconocer mi pequeñez, mi miseria, mis bajezas morales, mi debilidad! ¡Límpiame con la fuerza de tu Espíritu para que puedas reinar en mi interior! ¡Espíritu de Dios, dame la fuerza necesaria para batallar cada día sin desfallecer! ¡Ayúdame a ser consciente de mi pequeñez! ¡Ayúdame a sentir con pena todo aquello que me aleja de Ti, del reino de tu Padre! ¡Ayúdame a contemplar las manchas de mi corazón para poder purificarlas en el sacramento de la confesión! ¡Oh Cristo Jesús! Te reconozco como Rey del Universo porque todo lo has creado Tú, utilízame para hacer el bien! ¡Señor, transforma mi mente y mis pensamientos, lléname de la luz de tu Espíritu que es vida y paz, para que se refleje su presencia en mi vida, para que te reconozca como mi Señor¡ ¡Tu sabes que soy de barro y que Tú eres mi refugio; que me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación! ¡Concédeme la gracia, Señor, de tener siempre mi mirada fija en ti, aunque reconozco que mi mente es débil y me resulta mucho más fácil perseverar en mi adversidad que en tus promesas! ¡Levántame cada vez que caiga, Señor, y hazme un instrumento de tu paz, en medio de las dificultades de la vida que pueda darte a conocer como el único camino, en medio de los obstáculos y tribulaciones que pueda desde mi cotidianidad ser sal y ser luz para quienes lo necesitan! ¡Señor Jesús, reina en mi corazón a través de tu amor… para que pueda ser un instrumento de tu reino en todos los corazones!